Primero en las computadoras y luego en las consolas, los
simuladores de conducción han sido siempre protagonistas
dentro del mercado de los videojuegos. Como pocas veces
ocurre, los títulos del género son capaces de acarrear a
miles de fanáticos que con total fidelidad adquieren
versión tras versión.
Y a partir de la posibilidad unirse a partidas en línea,
se armaron grupos de jugadores que organizan
competiciones a nivel casi profesional, con estrictos
cronogramas de práctica, clasificación, carrera, etc.
En este marco, el teclado, el mouse y hasta un gamepad
quedan bastante relegados en cuanto a experiencia de
juego. A medida que se ganan horas en títulos como Gran
Turismo, el jugador busca sensaciones más cercanas al
realismo. Y esto no sólo por una cuestión de diversión,
sino porque los juegos de carreras actuales permiten
hacer ajustes muy precisos sobre la configuración del
vehículo, y sólo con un volante que traslade al detalle
la interacción vehículo-terreno se puede tener un
parámetro exacto de cómo éstos influyen en nuestro
desempeño.
Force Feedback
Con todo el preámbulo que hicimos anteriormente, es
obvio que no vamos a analizar un volante que simplemente
traslade el movimiento de dos ejes a un videojuego. En
la generación de periféricos para simulación de alta
gama, es fundamental la presencia de sensores y
servomotores que permitan un feedback con el juego, de
manera que no sólo se traslade al vehículo las maniobras
del jugador, sino que además se le devuelvan a éste las
reacciones que provocan los avatares de la carrera.
En este sentido, el Logitech Driving Force GT incluye
varias de esas características. Una de ellas es la
conocida como Force Feedback. Se trata de un conjunto de
servomotores conectados al volante, que le devuelven al
jugador la reacción de lo que sería el tren delantero
del vehículo. Así, sentiremos desde la vibración
provocada por el rozamiento de los neumáticos con el
asfalto, hasta los enormes sacudones de un choque,
cambio abrupto de terreno o la pérdida de control del
coche.
Atención: no debemos confundir al Force Feedback con los
sistemas de vibración que incluyen algunos volantes,
cuyo único objetivo es hacer temblar al volante, pero
lejos están de generar un sacudón.
Rotación
Otro punto importante para incrementar el realismo es el
grado de rotación del volante, que obviamente no pueden
ser los escasos 270º que encontramos en muchos
dispositivos similares. En un vehículo realista los
giros de volantes necesarios con para mover totalmente
la dirección de un extremo al otro son varios, pero para
representar esto es necesaria la presencia de sensores
especiales.
Por eso en este dispositivo encontraremos la posibilidad
de girar el volante con un radio de 900º, lo que implica
dos vueltas y media para un lado u otro: exactamente lo
mismo que en un vehículo real.
Botones y reguladores
En el cuerpo del volante encontramos el cursor y
botonera característicos de un gamepad de PlayStation.
No es que vayamos a usar al volante para un juego de
fútbol, sino que el objetivo es brindarnos la
posibilidad de personalizar ciertas funciones del juego
a través de estos botones programables. Así podemos, por
ejemplo, usar el cursor para girar la cabeza del
conductor y mirar a los lados, o programar los botones
de acción para encender dispositivos del vehículo.
Un elemento que se destaca, por su tamaño y color, es el
disco de ajuste de 24 posiciones, que podemos usar para
retocar los diferentes parámetros del vehículo. Así, por
ejemplo, podemos situarnos sobre la opción de ajuste de
la dureza de los amortiguadores, y girar el disco hasta
dar con el punto exacto, en vez de ir paso a paso con un
cursor. Más cómodo y preciso.
El cuerpo del volante
El Driving Force GT está construido en una sola pieza.
Esto significa que no hay uniones de partes de la
carcasa que puedan empezar a hacer ruidos o romperse por
nuestros “ataques de conducción”.
El aro está totalmente recubierto de goma, con salientes
que nos permiten afirmarnos mejor al momento de dar
giros. A su vez esto nos ofrece mayor firmeza, aún con
las manos transpiradas.
En resumen
Un volante muy bien logrado, aunque con algunos
faltantes para los más exigentes, como un control de
cambios secuencial detrás del volante -al estilo Fórmula
1-, lo que evitaría a los conductores tener que quitar
una mano del volante para accionar las marchas.
Fuente:
Red Users
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