Motorstorm Apocalypse - PS3
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Aunque la serie Motorstorm no es uno de esos primeros nombres que
vienen a la mente al pensar en el catálogo de PlayStation 3, la saga
de Evolution Studios guarda un privilegiado recuerdo entre muchos de
los poseedores de la consola, especialmente entre los primeros en
adquirirla. Un puesto que ostenta gracias a ser uno de los primeros
juegos de lanzamiento –apenas un mes tras el estreno de la consola
en Japón- y también haber sido una de esas primeras demostraciones
técnicas de la plataforma con la permanente deformación del terreno
arenoso en Monument Valley en el que se ambientaba el juego.
Después de esa monotemática localización basada en montañas rocosas,
polvo y barro, Evolution decidió que el siguiente paso era el de
cambiar de aires y añadir variedad. De ahí salió Pacific Rift, que
en esencia mantenía la misma filosofía pero llevando al grupo de
locos competidores a una isla paradisiaca del Pacífico con jungla,
costas, montañas y en definitiva, circuitos estéticamente
diferentes. Un tercer juego, Arctic Edge, en esta ocasión para PSP y
PlayStation 2 fue lanzado con la temática de la nieve, igualmente
notable, desarrollado esta vez por Bigbig Studios.
¿Cómo sorprender al jugador con una tercera entrega? La mayor parte
de ambientes naturales han sido tocados ya en uno u otro juego. Pero
faltaba llevar Motorstorm a los circuitos más obvios de todos, los
urbanos. Y hablando de Motorstorm, no podían ser a la usanza de
Ridge Racer o Burnout, y ese es el toque diferenciador de esta
entrega: la espectacularidad exagerada, las situaciones
inverosímiles, el caos y agresividad mezclados con unas fuerzas de
la naturaleza desatadas. El resultado es que Motorstorm Apocalypse
hace honor a su nombre, y la clave está ahí; no es un escenario
post-apocalíptico, sino que juegas en mitad del desastre.
Hay que comenzar comentando que a pesar de ser un juego que respira
y potencia muchas de las características de la serie, también ha
realizado algunos cambios más o menos drásticos pero posiblemente
necesarios para seguir avanzando en el concepto original sin
desgastar la fórmula.
Así pues, el modo principal, lo que es la competición Motorstorm, es
una sucesión de carreras que comienzan con un joven inexperto. Es
una buena forma de suavizar la dificultad de la serie y hacerse con
los controles o empezar a conocer algunos circuitos y los vehículos,
pues se nos dará de forma predeterminada uno de ellos. En una
carrera tan pronto podemos jugar con una motocicleta como en la
siguiente con un 4x4, obligando a aprender bien el manejo de cada
vehículo y sus características, que siguen siendo tan diferentes
entre ellos como siempre. El juego bordea bien esa dificultad que en
el peor de los casos nos hará repetir varias veces una carrera, pero
nunca de una manera frustrante; incluso un octavo puesto en la
última vuelta se puede remontar –y así mismo, ir primero en esa
vuelta no asegura la victoria-, por lo que se garantiza atención
total hasta el último metro ante la meta.
Aunque la mayor parte del festival consiste en carreras, durante la
competición también jugaremos a otros dos tipos de pruebas. Son
persecución, consistente en dar caza a un enemigo bastante rápido,
en el que se perdonan poco los accidentes –choca y despídete de
ganar- y eliminador, ese modo en el que cada 15 segundos explota el
último competidor, es decir, lo esencial es avanzar puestos en la
carrera y muy importante, no estar nunca en la cola del pelotón.
En Apocalypse, se suman cinco nuevos tipos de máquinas, hasta un
total de trece: los supercar, las motos superbike, los mucle car, y
las chopper. Quizás a simple vista algunas clases son demasiado
similares, como los varios tipos de motocicleta, pero todas tienen
algún pequeño ajuste en control o turbo para adecuarse a los gustos
de cada jugador. Recordemos que en Motorstorm el volumen y peso de
los vehículos influye en la capacidad de aplastar literalmente a los
rivales, y que por ejemplo, un camión puede arrollar a un coche. Por
otro lado, a menos tamaño, más agilidad y mejor manejo para curvas,
algo que se agradece para esquivar los muchos obstáculos del
escenario. El turbo también es algo diferente entre clases, y su
tiempo de recalentamiento y enfriamiento varía dependiendo del tipo
de motor.
En la saga, el uso de los nitros o turbos funciona de manera casi
ilimitada. Decimos casi porque depende del calentamiento, y lleva
unos segundos volver a niveles completamente funcionales; si
mantenemos pulsado el botón de turbo fuera del límite, llegará un
momento en el que explotaremos en el aire. Como en Pacific Rift, el
fuego y el agua influyen, y pasar por llamaradas aumenta de golpe la
temperatura, pero romper bidones de agua, pasar sobre charcos o
fuentes enfrían los motores y por tanto el uso de nitro es más
prolongado. El control es muy sencillo, hay un movimiento para
virguerías –no para todos los vehículos, claro- y golpes laterales
para echar fuera a rivales más débiles.
Motorstorm Apocalypse ha introducido un buen puñado de novedades en
la serie sin tocar la base principal y la jugada ha salido bien. Es
dramatismo llevado al límite, por momentos surrealista y cómico
–esos saltos entre ventanas de rascacielos próximos…- más propios de
una película de acción que de un juego de velocidad, y todo con el
sello de Evolution, maestros de la conducción desde 2001 con los WRC
para PlayStation 2.
Ofrece más posibilidades de edición y variedad de circuitos que
nunca, un online profundo pensado para durar muchos meses y una
diversión que hará de Apocalypse la compra perfecta para todos los
fans de las carreras. En resumen, más completo y divertido que
anteriores Motorstorm pero todo elevado a un nivel de
espectacularidad cinematográfica nunca vista en el género.
Fuente:
http://www.vandal.net/analisis/ps3/motorstorm-apocalypse-/12605
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